6/10/2006 20:36
Antes de recibir el Gallo al Bullones, el subafluente besa tímido el aliento cristalino en Cuevas Minadas al calor de un antiguo castillete ya documentado en el siglo XII, pues fue este lugar cedido por los señores de Molina al obispado de Sigüenza, quien a su vez cedió a D. Pedro González de Mendoza en 1476; tomando el título de Señor de Cuevas Minadas; su iglesia diminuta juega a aspecto de mudéjar. Desde aquí, quien desee ir a la búsqueda del silencio, techo de la sierra, diríjase a la aldea de Lebrancón (1120 m.), acurrucada en el olvido con un pairón dedicado a las ánimas y su ermita de la Soledad del siglo XVII.
Visitas: 1053
: 0.00 (0 votos)
Los usuarios son responsables de sus propios comentarios.
Autor | Hilo |
---|
execution time : 0,138 sec