15/10/2009 8:45
Una sinuosa carretera (es de desear que nuestras autoridades recuerden algún día asignar fondos para poder mejorar su firme) que parte de San Millán nos conduce a Iglesiapinta, pueblo de bello nombre y más llamativo aún entorno natrual. Iglesiapinta es como la última base humana antes de que el viajero entre en territorio natural absoluto, la gran cadena de altas cumbres de la Demanda central. El pueblo, de tradición ganadera, es un conjunto de casitas serranas bastante bien conservadas que se abren sobre todo en vacaciones y fines de semana.
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Autor | Hilo |
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