3/6/2009 13:05
Villamor de la Ladre ocupa una parte importante de las tierras más altas del cuadrilátero granítico de Sayago, es como un mirador que llamase la atención para, desde él, recrearse en la placidez de la penillanura granítica; enrasado sobre los ochocientos un metros de altitud, apenas si te das cuenta de dónde te encuentras, sólo las lejanías brumosas del horizonte te advierten que estás muy cerca del cielo o, por lo menos más cerca. Navas, valles, montes de muchos robles y encinas, paredes interminables, alguna altura aislada que señala las líneas de su relieve te van guiando por la plácida llanura que lleva en su entraña, no sólo la dura compacidad del granito, sino también su esencia y su filosofía. Sólo las primaveras cubren, con rabioso verdor, la total superficie del paisaje, verde que se quema sin arder en los estíos agotadores y en los otoños que llaman con insistencia los primeros fríos.
valencia
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Autor | Hilo |
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